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lunes, 13 de octubre de 2014

Uso adecuado de las rayas de diálogo




Desde «El Edén De Los Novelistas Brutos», blog y página de facebook en los que participo como co-administrador junto a Carmen Gutiérrez, Raúl Omar García y Pepe Martinez, y a partir de la experiencia recogida a través de los sucesivos ejercicios de «El Taller Comunitario de Literatura» (ETCL) allí desarrollados, hemos redactado el siguiente recordatorio respecto al uso adecuado de las rayas de diálogo.

Uso adecuado de las rayas de diálogo

1) Para los diálogos debe usarse la raya, «—», que se obtiene oprimiendo a la vez las teclas «Alt», «Ctrl» y «-» del teclado numérico.

2) Si no hay intervención del narrador, todo va sobre ruedas. Sencillo, el «.» va al final de la oración:

—María, te comento el tema de los diálogos.

3) Si hay intervención del narrador, se empieza a complicar. Algunos ejemplos (siempre, acordémonos, la «—» va pegada, sí o sí, a la intervención del narrador, y NO a quien dialoga –salvo la «—» de apertura del renglón de diálogo–):

4) Intervención del narrador para finalizar la línea de diálogo, utilizando verbos derivados de la acción del «habla». Ahí, el «.» va recién al final de la intervención del narrador, y NO luego de la última palabra del diálogo. En este caso el verbo derivado de la acción del «habla» es «dijo»:

—María, te comento el tema de los diálogos —dijo Juan, el ceño fruncido.

5) Intervención del narrador para finalizar la línea de diálogo, utilizando verbos NO derivados de la acción del «habla». Ahí necesitamos usar dos veces el «.»: a) uno se coloca luego de la última palabra del diálogo; y b) otro se coloca al final de la intervención del narrador. En este caso el verbo NO derivado de la acción del «habla», que domina la oración, es «frunció»:

—María, te comento el tema de los diálogos. —El que sugería sobre el tema, llamado Juan, frunció el ceño.

6) Intervención del narrador en medio de la línea de diálogo, utilizando verbos derivados de la acción del «habla». Ahí también necesitamos usar dos veces el «.»: a) uno se coloca recién al final de la intervención intermedia del narrador, y NO luego de la última palabra del diálogo; y b) el otro se coloca al finalizar la línea de diálogo, luego de la última palabra de quien dialoga. En este caso el verbo derivado de la acción del habla es «dijo»:

—María, te comento el tema de los diálogos —dijo Juan, el ceño fruncido—. No es taaan complicado.

7) Intervención del narrador para finalizar la línea de diálogo, utilizando verbos NO derivados de la acción del «habla». Ahí necesitamos usar tres veces el «.»: a) uno va luego de la última palabra del diálogo antes de la intervención intermedia del narrador; b) otro luego de la raya de cierre de la intervención intermedia del narrador; y c) el último va al finalizar la línea de diálogo, luego de la última palabra de quien dialoga. En este caso el verbo NO derivado de la acción del «habla», que domina la oración, es «frunció»:

—María, te comento el tema de los diálogos. —El que sugería sobre el tema, llamado Juan, frunció el ceño—. No es taaan complicado.

8) Siempre, siempre, en el caso de la intervención del narrador, la "—" va pegada al texto de tal intervención, y NO al diálogo del protagonista.

Como comentaba al inicio de la entrada, el presente recordatorio ha sido confeccionado en conjunto por los integrantes de El Edén De Los Novelistas Brutos y, dado que ninguno de nosotros tiene estudios de grado sobre el tema (solo experiencia «bruta» a partir de los cuentos —y novela…— que hemos escrito, sin publicar aún nada en papel), no tiene ningún tipo de carácter académico ni, por supuesto, es de uso obligatorio para nadie.
De todas maneras, esperamos que sea de utilidad...
¡Saludos!

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